Santiago, 10 de abril de 2025
Buscando promover el crecimiento de startups tecnológicas locales y fomentar un ecosistema colaborativo que permita el escalamiento internacional de soluciones para un cambio determinante, Climatech Chile organizó, con el apoyo de Corfo Metropolitano, el encuentro Climatech Innovation Summit 2025, visibilizando también la importancia de las tecnologías climáticas.
Durante dos días se realizaron una serie de presentaciones y encuentros en la casa central de la Universidad de Chile, con participación de Corfo y ProChile.
Líderes Empresariales por la Acción Climática, CLG Chile, también apoyó la instancia y dirigió el panel Políticas públicas para la innovación climática.
María Teresa Ruiz-Tagle, directora ejecutiva de CLG Chile, comentó que “nos encontramos en un momento clave para la innovación climática. La crisis climática nos obliga a transformar la forma en que producimos, consumimos y gestionamos los recursos, y en este proceso, la tecnología juega un papel crucial. Sin embargo, el desarrollo y escalamiento de soluciones tecnológicas sostenibles no depende solo del sector privado o del ecosistema emprendedor; requiere un entorno habilitante, impulsado por políticas públicas que fomenten la inversión, la colaboración y la adopción de estas soluciones a gran escala”.
En Chile, se han visto avances en estrategias de economía circular, hidrógeno verde y financiamiento climático, pero aún existen desafíos para acelerar la adopción de tecnologías limpias.
Para conocer cómo se avanza en el país y en el extranjero, en el mencionado panel se contó con Gloria Moya, directora regional de Corfo Metropolitano, institución que ha jugado un rol central en la transformación productiva sostenible del país; y David Findlay, Senior Business Development Manager de Offshore Renewable Energy (ORE) Catapult de Catapult Network, una red británica que impulsa la innovación a través de centros tecnológicos especializados en diversas industrias.
Ruiz-Tagle guió la conversación que partió con Findlay explicando qué es Catapult Network. Se trata de un grupo de nueve catapultas diferentes que se crearon hace unos 12 años. “Cada catapulta apunta a un sector diferente. La nuestra se centra en las energías renovables marinas. Esto incluye la energía eólica marina, la undimotriz y la mareomotriz, así como otros campos relacionados, como el hidrógeno y el transporte marítimo limpio”, dijo el ejecutivo.
El objetivo de la catapulta fue tender un puente entre las tecnologías que salen del mundo académico y su aplicación en el mundo real, es decir, la comercialización de nuevas tecnologías.
De este modo, se resolvió lo que se consideraba un reto en el Reino Unido. “Tenemos un sector académico muy fuerte, algunas universidades muy antiguas, muchos investigadores y muchas ideas geniales, pero no éramos muy buenos comercializando esas ideas y llevándolas al mundo real. Así que era un imperativo estratégico tratar de llenar ese vacío, y como tal nos situamos en algún lugar entre el gobierno, el mundo académico y la industria, y ayudamos a tender puentes entre esas organizaciones”, detalló Findlay.
Se trata de una iniciativa estratégica del Gobierno británico. Un tercio de la financiación de Catapult procede directamente del gobierno, a través del Departamento de Ciencia e Innovación Tecnológica y de su agencia de apoyo a las empresas, Innovation UK. Además, la iniciativa tiene el mandato de obtener otro tercio de la actividad comercial y el tercer tercio proviene de la investigación y el desarrollo en colaboración en el medio.
Con distintas organizaciones y el sector privado se definieron las áreas de mayor relevancia estratégica para el país y las capacidades básicas de investigación; dónde estaban las ventajas o retos geográficos o medioambientales.
“El Reino Unido, al igual que Chile, cuenta con increíbles recursos de energía marina: tenemos vientos muy fuertes, mucha costa, muchas olas y un gran potencial de energía mareomotriz. Así que ese era un sector obvio en el que centrarnos. Además, tenemos un mercado emergente de aplicaciones por satélite, así que es otra área que se identificó bastante pronto. Es muy importante ser estratégicos al respecto. Los retos climáticos a los que nos enfrentamos son globales y muy importantes”, señaló Findlay.
En cuanto al financiamiento, hay que pensar en cómo asignar el capital de la manera más eficiente y dirigirlo a los sectores en los que se puede tener más impacto, eliminando toda la burocracia posible de la asignación de capital.
Catapult ha invertido también en una infraestructura de pruebas bastante especializada. Trabajan con algunos de los mayores usuarios de energía en el sector de las energías renovables en alta mar, con los fabricantes de aerogeneradores que intentan validar su tecnología antes de ponerla en funcionamiento. Igualmente, trabajan con algunos promotores de proyectos de energía eólica marina.
Findlay explicó que si hay un reto común que la industria intenta resolver, se convoca a un grupo de promotores de proyectos que aportan una parte del financiamiento a un fondo común y luego se trabaja con recursos internos de la catapulta y también con recursos externos, cuando es posible, para abordar esos retos comunes.
Lo que hacen es tender un puente entre la comunidad de startups y ese usuario final, ese cliente final, utilizando los recursos de la forma más eficaz posible.
Catapult contribuye a apoyar el proceso de desarrollo, que a menudo resulta difícil de conseguir para algunos promotores de proyectos, sobre todo en nuestro sector: el promotor de la tecnología y el usuario final, que es el promotor del proyecto. Así que reunir a estas tres organizaciones, con nosotros en medio, proporciona una ruta muy clara hacia el mercado.
Tienen también un programa anual de apoyo estructurado para doce o catorce empresas emergentes. Muchas veces cuentan con el patrocinio de algunos usuarios finales de la tecnología. Proponen retos de innovación, que es otra forma de colaborar con el sector.
Y luego trabajaremos con el sector público para organizar retos de innovación financiados para abordar también áreas tecnológicas concretas.
En las Catapult, siempre se ha tenido la idea de la innovación basada en el lugar, es decir, crear una agrupación física donde las organizaciones puedan reunirse más fácilmente. Muchas de las Catapultas se crearon en el seno de universidades o se asociaron a una universidad concreta o a un centro de investigación concreto. Hay muchos modelos diferentes que podrían emplearse para esa colaboración.
El rol de Corfo
En Chile, por años, el promotor ha sido Corfo. Trabajan con la innovación como una palanca fundamental para el desarrollo porque “necesitamos empujar un proceso de transformación. Parte de la competitividad de nuestra economía tiene que ver con ser sustentables y ser capaces de generar un proceso que mejore productividad y además sea inclusivo”, dijo Gloria Moya al iniciar su participación en el panel.
Y en este rol, agregó María Teresa Ruiz-Tagle, al papel de Corfo es muy importante para evitar que las brechas con las medianas y pequeñas empresas siga en aumento.
La Corporación de Fomento ha establecido redes de colaboración por medio de distintos programas: Red Eureka, ChileMass o también conectados con redes internacionales como un programa con Alemania, en el cual empresas de Chile y el país europeo comparten experiencias de innovación, comercialización y desarrollo tecnológico y eventualmente generan negocios en conjunto.
Según Moya, dependiendo del instrumento es donde se establece la red de colaboración. Mencionó Transforma, que conecta a las industrias y va generando conexiones desde la gobernanza público – privada.
Se busca generar soportes técnicos y tecnológicos para apoyar procesos de innovación. Pero -como explicó Moya- lo que viene es un hub de apoyo a este proceso de transformación sustantiva para los startups y los cluster son prioritarios en este ejercicio porque “sabemos que para generar esta transformación productiva debemos tener un ecosistema robusto en términos de instrumentos que permita generar este empuje, estabilidad en el soporte. También generara un proceso de financiamiento que apoye bien este proceso”.
Aunque hay cierto diálogo entre las universidades locales y la industria, la directora reconoció que falta construir puentes entre las empresas. Y en este punto los Comités de Desarrollo Productivo pueden abrir espacios desde los territorios.
Moya cree que los actuales instrumentos dan resultado, pero se debe hacer un hábito de relacionamiento entre academia, empresa y startups. “Si somos capaces de conversar desde la política pública con la industria y la academia, vamos a ser capaces también de generar hábito hacia movilizar conocimiento de una manera funcional para los desafíos de industria que tenemos. El reto es articular la conversación correcta con las empresas para poder ir a la brecha específica”, puntualizó Moya.
Finalmente, María Teresa Ruiz-Tagle agradeció la instancia y a la Embajada del Reino Unido, que facilitó la posibilidad de conocer un modelo diferente como el británico.