Para dar continuidad a la campaña #MoreRenewables, es imperativo analizar la transición energética desde todas sus aristas. En esta sesión, se profundiza en la dimensión social, económica y comunicacional del proceso a través de un diálogo con Benjamín Carvajal, Fundador y Director General de la organización Uno Punto Cinco, quien ofrece una perspectiva crítica sobre los desafíos de conectar los avances en energías renovables con la ciudadanía.
Chile es reconocido como un líder en la penetración de energías renovables. Sin embargo, parece existir una desconexión con la ciudadanía. ¿Cuál considera que es la principal barrera que impide una mayor aceptación social de la transición energética?
Benjamín Carvajal: “La narrativa de la transición ha quedado desde un punto más técnico o más de inversión, cuando este mismo tema nos da una oportunidad para generar no tan solo una transformación tecnológica, sino que una transformación social y económica, algo mucho más profundo. Lo que nos está faltando es que la población chilena vea de manera más concreta los beneficios. Hoy día la gente está percibiendo: ‘voy a tener un gran proyecto al lado mío que me trae impactos negativos, no me va a generar una cuenta de la electricidad más barata y también la electricidad sigue subiendo’. Entonces, la gran barrera, más allá de las inversiones, es que la ciudadanía no está viendo beneficios y se está viendo también impactada”.
Se observa una creciente oposición local a nuevos proyectos renovables. ¿Cómo influyen la falta de planificación territorial y la ausencia de beneficios directos para las comunidades en este fenómeno?
Benjamín Carvajal: “Necesitamos una mejor planificación territorial. Mientras no la tengamos, van a seguir surgiendo conceptos como la ‘permisología’ o las narrativas en contra de las ONG. No tenemos una buena planificación territorial donde tanto las comunidades, el Estado y el sector privado estén de acuerdo en decir ‘ya, esta zona la vamos a dedicar para desarrollar proyectos’. Es evidente que nadie va a querer un proyecto eólico a metros de su casa si no va a traer beneficios ni en empleo ni en costos. No podemos culpar a las comunidades estén en contra, porque a nadie le gustaría recibir solamente los impactos negativos”.
Mirando más allá de los megaproyectos, ¿dónde identifica la mayor oportunidad para democratizar la transición energética y hacerla más inclusiva para los ciudadanos?
Benjamín Carvajal: “La energía solar nos da una oportunidad única que los combustibles fósiles no nos daban: cambiamos el rol de las personas de consumidor a un concepto que se llama ‘prosumidor’, donde tienen un rol mucho más activo. Chile podría poner en cada uno de sus techos paneles solares y no tan solo cambiamos de manera tecnológica, sino que lo hacemos de manera descentralizada y más económica. Estamos siguiendo el mismo paradigma de grandes termoeléctricas con grandes energías renovables, cuando aquí tenemos la oportunidad de que todos participen. Pero hoy no lo hemos visto porque es súper complejo y difícil económicamente que una familia promedio invierta, porque hay barreras regulatorias y de financiamiento”.
En este escenario complejo, ¿cuál debería ser el rol del Estado y el de la sociedad civil para asegurar que la transición sea realmente justa y sostenible?
Benjamín Carvajal: “El Estado tiene que ser aquí un poco más el árbitro y decir: ‘mira, tú privado, tú academia, tú sociedad civil, vengan. Yo como Estado articulador los traigo para que conversemos, porque yo como Estado no tengo todas las respuestas’. Por su parte, el rol de la sociedad civil es velar por proteger a las comunidades, proteger los ecosistemas, no perder de vista que tenemos que desprendernos del consumo de los combustibles fósiles, pero no a cualquier costo. Se debe seguir trabajando para que todos estos procesos sean transparentes y democráticos”.
Conclusión: La Urgencia de un Nuevo Modelo de Desarrollo
La visión de Benjamín Carvajal de Uno Punto Cinco recalca una necesidad imperante: la transición energética debe dejar de ser una conversación de expertos y convertirse en un proyecto de desarrollo nacional con beneficios tangibles para todos. El desafío no radica en la falta de inversión o tecnología, sino en la construcción de una narrativa convincente y en la implementación de políticas públicas que pongan en el centro la planificación territorial, la descentralización y la participación ciudadana. Solo así se podrá garantizar la legitimidad social indispensable para acelerar la acción climática y transformar el potencial renovable de Chile en una verdadera oportunidad de desarrollo equitativo y sostenible.