CLG Chile ya piensa en Glasgow 2020

Pasó la COP25 de Madrid y a unos días de aquello los Líderes Empresariales por la Acción Climática invitaron a un análisis para redirigir los esfuerzos con la mirada de la ciencia, la academia, los actores no estatales y los estatales, porque como dijo la directora ejecutiva Marina Hermosilla “lo que se necesita hoy es movilizar por el momento en que estamos. Hay que ser optimistas. Todos sabemos lo que está en juego”.

“Hay que ser optimista porque todos sabemos lo que está en juego. Es importante redirigir los esfuerzos hacia donde vale la pena”.  Lo dijo Marina Hermosilla,  directora ejecutiva de CLG Chile en un encuentro organizado por la entidad a los pocos días de su regreso de la COP25.

La experiencia en Madrid dejó varias caras largas y el pesimismo frente a la situación climática mundial se ha instalado en algunos que no ven mucha voluntad en los países por buscar la carbono neutralidad al 2050, sino por el contrario parecen querer aumentar las emisiones, al tiempo que la mirada y el aporte científico  tampoco encuentran mucho eco.

Por eso “Camino a Glasgow: Chile después de la COP25”, planteó en lo medular dos preguntas: Cuál es el rol que tiene nuestro país en la presidencia de la COP? Cuál es la tarea para Chile durante el 2020?

Con esta mirada, se convocaron en la actividad Carolina Urmeneta, jefa de la división de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente;  Maisa Rojas, coordinadora del Comité Científico de la COP25 y directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2); Julio Cordano, jefe del Departamento de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible del Ministerio de Relaciones Exteriores; Gonzalo Muñoz,  Champion de la COP25; Alex Godoy, director del Centro de Investigación en Sustentabilidad de la Universidad del Desarrollo; y Marina Hermosilla, quien también moderó el panel de conversación.

Luego de unas breves presentaciones para poner en contexto lo que fue para Chile la COP25 en Madrid desde las distintas competencias de cada uno de los invitados, el análisis más profundo se dio en la mesa de diálogo con muchos datos, y en la cual también se mencionó la oportunidad que se abre en el país tras el estallido social de octubre.

Agregó entonces Marina Hermosilla que “si uno explica la mala noticia descarnadamente, inmoviliza y lo que menos necesitamos es eso. Necesitamos movilizar justamente por el momento en que estamos y no sabemos que tan grave puede ser mañana”.

Con esta cuota de confianza y una mirada desde la resiliencia de parte de la ciencia, el país –tanto con sus actores no estatales como los estatales- está llamado a ser un colaborador del Reino Unido para la COP de noviembre del 2020, puesto que la carga de trabajo se la lleva la COP entrante, y considerando también la profunda relación de amistad que une a Chile con el país europeo.

Así, Julio Cordano destacó que “la gran herencia de este año es que se tiene una agenda de trabajo nacional y sería muy bueno ir consolidando aquello, porque si bien una agenda no puede solucionar todo, sí permite avanzar. Y en este formato yo esperaría la mantención del diálogo”.

Con este norte en mente, las palabras de Carolina Urmeneta llegaron casi como un mea culpa, pero también con un sentido colaboracionista. La representante del Ministerio de Medio Ambiente explicó que “pese a que tal vez nos faltó  explicar muchas cosas de la COP, tuvimos un avance que no va a tener retroceso. Vamos a seguir trabajando y yo esperaría de los actores no estatales que sigan trabajando activamente, que nos ayuden a construir. Desde la institucionalidad tenemos un desafío que tiene que ver con lo que estamos haciendo. Queremos contarle a los actores no estatales cuáles son nuestros planes y en qué queremos avanzar. Que nos ayuden a comunicar”.

Pero según Alex Godoy, la situación es crítica y emplazó al panel con la pregunta:  cómo se pasa a la acción climática más allá del discurso bonito, cuáles son los compromisos reales que pueden generar reducción de emisiones el próximo año?

Gonzalo Muñoz tomó la palabra y dijo que hay una conversación que se está dando entre los actores no estatales para inspirar a los estatales. “Sumar países a la alianza de  ambición  climática ha sido clave porque al final la conversación tiene que ver con cómo esos gobiernos se conectan con cosas que ya están pasando en sus territorios. También que los actores no estatales validen la ciencia y estén dispuestos a seguirla”.

Destacó que “hay una ruta a la cual tenemos que sumarnos y creo que lo que sigue son actores no estatales disponibles para liderar, dado el bajo número de actores comprometidos y lo poco que suman esos compromisos en términos de emisiones totales a nivel de países”.

Como Champion de la COP25, Muñoz rescató que en un cuadro de compromiso de cero emisiones netas al 2050, de 786 empresas hay 532 que están comprometidas con carbono neutralidad al 2030. “Esos son compromisos fidusuarios, compromisos que se colocan en los estatutos y a diferencia de los  países, esas empresas que no cumplen pueden quebrar. Esas empresas ponen en riesgo su credibilidad frente a los entes financieros”.

Un dato interesante, dijo es el de las ciudades y empresas porque fueron las que más se sumaron y en el caso de las ciudades son las que tienen más contacto con los ciudadanos que están exigiendo.

Se sumó a ello Maisa Rojas, quien  indicó que “si uno quiere lograr algo es desde las ciudades. La gran mayoría de la población mundial vive en ciudades y en el caso de América Latina es como el 80% y en Chile es casi el 90%. Es en las ciudades que se debe implementar acción climática, ahí se van a recibir los beneficios o consecuencias de lo que se logre, incluso más o menos el 60 ó 70% de las emisiones globales vienen de las ciudades”.

Cambio climático = Campo de batalla

Pero si la evidencia científica es tan dura y las consecuencias del cambio climático son cada vez más visibles, Julio Cordano se preguntó por qué los países no son más ambiciosos?

Una de las razones es la tensión económica y que el precio al carbono está hoy en entredicho como mecanismo rápido de solución. Y a eso debe sumarse “en el  marco de la diplomacia que no es un misterio que el cambio climático es un campo de batalla de grandes potencias. Estados Unidos y China se pelean en una batalla casi bilateral por saber quién va a tener el predominio en el mundo del pos 2020, el predominio tecnológico, de influencia, de transferencia en tecnología y en esa lucha hay evidentemente avances y retrocesos. China se ha transformado en el principal emisor a nivel global y probablemente lo seguirá siendo por un tiempo y a pesar de eso es uno de los grandes inversores en tecnologías limpias. Los bajos costos de la electricidad y la energía fotovoltaica se deben a que hay una demanda en China y una gran capacidad  tecnológica de producir ese tipo de tecnología  a bajo costo”, señaló Cordano.

El representante del Ministerio de RR.EE. agregó otro dato que según él hace más compleja la situación y es que de las 197 partes en la Convención, sólo 10 son los que más emiten y representan el 75% de las emisiones. Y Estados Unidos y China representan más del 40%. “Esta gran concentración hace que las grandes decisiones tengan que tener el respaldo político de los grandes emisores”, aseguró.

Con este panorama, la tarea de Chile en Madrid resultaba casi titánica.

Pero según Cordano, en términos diplomáticos, “tenemos otra situación muy delicada cuando uno de esos grandes emisores se está retirando –lo que ya hizo efectivo- y va a tener sus consecuencias en noviembre del 2020, días antes que se inaugure la COP en Glasgow. Por eso, parte de la dinámica en Reino Unido será cómo asegurarse que esa salida de Estados Unidos no signifique una deslegitimación del Acuerdo de París. Se está frente a un enorme desafío en que tenemos que cuidar lo que tenemos”.

Por eso es preciso contar con otros soportes de presión sobre los gobiernos, en caso de que los instrumentos multilaterales que están en la mesa se vean debilitados. Es preciso generar un consenso global por medio del cual mostrar que salirse del Acuerdo de París no es gratis, mostrar que no ser ambicioso también tiene sus costos. Articular soportes para el sistema que lo hagan más resiliente.

En este sentido, Marina Hermosilla expuso que será interesante mirar a la Unión Europea y el Green Deal que lanzó en Madrid  que busca “incorporar cláusulas de cumplimiento del Acuerdo de París en los tratados de comercio y que no es menor para un país como el nuestro de fronteras abiertas, porque desde ahí se da más potencia a los actores no estatales, para lo cual son precisas las señales adecuadas para que la transformación de la economía suceda; pero no ponernos en línea con lo que quiere uno de nuestros mayores clientes nos puede salir muy caro”.

Destacó también la directora ejecutiva de CLG que urge a los países definir  su NDC en función de lo que la ciencia dice porque eso permitirá en el corto plazo pasarle la cuenta a las distintas naciones. Pero por lo mismo, se requiere un sentido de realidad de parte de los científicos, que ayuden a buscar soluciones mirando los problemas que enfrenta el gobierno, las empresas, el ciudadano.

Incluso se plantea la necesidad de abrir el debate a aquellas tecnologías que permiten sacar el CO2 de la atmósfera, porque pese al rechazo de la sociedad mundial, puede haber consecuencias adversas al no usarlas.

Las tareas aún son muchas. El próximo año debería entrar al Congreso el Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático que permitirá un mejor rayado de cancha y mientras tanto se han abierto caminos como la mayor comunicación entre la academia, el sector privado y el público que permiten pensar en el desarrollo sostenible. Aunque no se debe perder el sentido de urgencia.