Santiago, 4 de diciembre de 2024

Uno de los temas claves de la COP29 fue la negociación del Nuevo Objetivo Cuantitativo Colectivo (NCQG), destinado a movilizar la financiación necesaria para que los países en desarrollo reduzcan sus emisiones y puedan adaptarse al cambio climático. Inicialmente, se aspiraba a superar el compromiso previo de 100.000 millones de dólares anuales, con metas más ambiciosas como alcanzar al menos 1 billón de dólares para 2025 y hasta 2,4 billones anuales para 2030. Sin embargo, el acuerdo final estableció que los países desarrollados proporcionarían 300.000 millones de dólares anuales hasta 2035. Aunque esta cifra triplica el compromiso actual, ha sido considerada insuficiente por varios países en desarrollo y organizaciones ambientales, que habían solicitado al menos 500.000 millones de dólares anuales para enfrentar la crisis climática de manera eficaz.

Con esta nueva realidad, Latinoamérica tiene una tarea importante que cumplir y las miradas se han puesto ya en la COP30 de Brasil. El verdadero desafío es asegurar que los compromisos no queden sólo en promesas, sino que se traduzcan en acciones concretas antes del encuentro en Brasil.

Para conocer en qué áreas se debe poner atención y trabajar con mayor celeridad, Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES), reunió a María Teresa Ruiz-Tagle, directora ejecutiva de Líderes Empresariales por la Acción Climática (CLG Chile), y a Lara Lázaro, investigadora principal del Real Instituto Elcano, en un encuentro online.

Si bien la COP es una negociación entre países, cada vez adquiere mayor relevancia el rol, participación y aporte del sector privado, puesto que para enfrentar el cambio climático se requiere de una colaboración público-privada.

Con esta perspectiva, María Teresa Ruiz-Tagle destacó que “desde el punto de vista de esta última COP quiero resaltar el tema de la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC). Esta hoja de ruta que se va generando da indicaciones del tipo de desarrollo económico que van a tener los países y por lo tanto las empresas necesitan tener los mensajes claros, necesitan tener certidumbre para poder realizar inversiones. Quizás antiguamente las NDC eran vistas como compromisos ambientales, no ligadas al desarrollo económico, a la política industrial de los países, al sector privado. Quizás en otros países esta desintegración todavía persiste, sin embargo, en Chile no es así”.

Y en Chile no es así, según Ruiz-Tagle, porque además de la NDC se cuenta con una ley Marco de Cambio Climático, alineada al Acuerdo de París, a la carbono neutralidad en 2050. Se tiene también la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP), lo que significa un presupuesto de carbono dividido sectorialmente entre distintos sectores de la economía y por ahí llega muy claramente al sector privado, a cada uno de los sectores productivos: energía, minería, industria, agricultura, etc.

Además, en Chile, explicó la ejecutiva, el sector público sabe que el sector privado debe estar presente y por ello fueron invitados a un Comité de Carbono-Neutralidad y Resiliencia, el que fue convocado por cuatro ministerios: Economía, Energía, Ciencias y Medio Ambiente, con alrededor de 20 expertos, mayoritariamente del sector privado, para analizar posibilidades a ser incluidas en la nueva NDC para lograr una ambición más potente, y con resultados claros en el corto y mediano plazo. También, el sector privado está participando en la revisión de la Consulta Ciudadana Temprana con respecto a la NDC de Chile, para ser entregada antes de la próxima COP en Brasil.

Ruiz-Tagle señaló que para el país es relativamente más fácil desacoplarse de los combustibles fósiles, porque se compran; lo cual deriva en un mayor incentivo a explotar las energías renovables, los minerales críticos, o a incursionar en el hidrógeno verde.

En cuanto a la cifra de financiación alcanzada en la COP29, Lara Lázaro comentó que “evidentemente es insuficiente para hacer frente a todas las necesidades de mitigación y de adaptación, pero sí es una cifra que triplica la actual. Queda pendiente, y así lo reconocen los expertos, que es fundamental implicar en mayor medida a los ministros de Finanzas. Importante también que se siga hablando de cómo pensamos en mayores impuestos que pueden venir o mayor financiación que puede venir de la aviación y del sector marítimo”.

Lázaro mencionó también que es importante que las nuevas NDC estén más alineadas con el objetivo del 1.5 grados, porque la temperatura global ha seguido incrementándose.

Destacó además las reglas para el artículo 6, los intercambios bilaterales y multilaterales de precios de emisión, pese a quedar preguntas con respecto a la integridad ambiental de estas reglas. “La Unión Europea quiere un task force internacional de precios de carbono y de diplomacia de mercados. Y habrá que ver la utilidad de estos mercados de carbono en cuanto a que la reducción de emisiones se produzca allí donde es más eficiente”, indicó Lázaro.

Mencionó también que otro de los elementos fundamentales que salió de Bakú es la adaptación, aunque sobre los 100 indicadores se conversará finalmente en la COP30. Tampoco en materia de mitigación hubo avances significativos.

Respecto al artículo 6 y al mercado de carbono, Ruiz-Tagle comentó que éste último será un movilizador de finanzas y un movilizador de inversiones que para países de Latinoamérica es muy valorado. Mencionó el caso de Paraguay, que por su producción bovina es difícil pensar en un impuesto al carbono, pero las inversiones de eficiencia, desarrollos tecnológicos, innovación, a través del artículo 6.2 ó 6.4, serán importante.

Según la directora ejecutiva de CLG Chile, contar con una taxonomía verde es clave para movilizar financiamiento. “Los inversionistas necesitan comparar alternativas, tener certeza de lo que es verde, sostenible y la existencia de una taxonomía verde que sea específica en los países, pero comparable y homologable con otras taxonomías es clave también para atraer inversión”, explicó.
Por su parte, Lara Lázaro señaló que China será fundamental a la hora de intentar alinear los grupos financieros con los compromisos climáticos. “En el texto del acuerdo del NCQG se habla también, aparte de mencionar específicamente estas fuentes alternativas, de tener un entorno que ayude a un mejor acceso a la financiación”, indicó.

COP30: la cumbre latinoamericana
La COP30 podría ser una cumbre transformadora. Se realizará en Belén, principal punto de entrada a la Amazonía y con ello se quiere destacar el tema de la biodiversidad con la crisis climática. Y aunque el rol de liderazgo de Brasil será distinto al que se tuvo en la COP29, comenzar a trabajar en los acuerdos con mayor anticipación, puede marcar una diferencia en el resultado final de la cumbre.

Según María Teresa Ruiz-Tagle es esencial trabajar la NDC y el hecho de que los países tengan que presentar sus planes nacionales puede marcar los compromisos.
Por otra parte, “en Latinoamérica sentimos que somos muy vulnerables al cambio climático, pero también somos parte de la solución, aunque no queremos quedarnos sólo con los costos, queremos que haya inversión, que haya movimientos de capitales, que haya compensación. Son discusiones muy candentes que ojalá se den durante el año y no queden para el final de la COP”, dijo Ruiz-Tagle.

Con este objetivo, CLG Chile se sumó a la Red Empresarial Iberoamericana para un Crecimiento Verde (GECV). “Tenemos claro que el rol del sector privado es fundamental, pero también tenemos claro que tenemos que trabajar de manera colaborativa. Compartimos muchos de los problemas, pero también compartimos muchas de las posibilidades de desarrollo”, explicó la ejecutiva.

Ruiz-Tagle mencionó también que temas como el metano y el rol de las pequeñas y medianas empresas (PYME) no pueden olvidarse. El alcance 3 involucra a las PYME y las finanzas climáticas tienen que ser capaces de llegar a estas empresas, a los proyectos que están levantando, a las áreas que están desarrollando. Los avances de los compromisos respecto a reducciones de metano fueron muy relevantes en esta COP.

Finalmente, ante la disyuntiva de la validez de las COP, tanto Ruiz-Tagle como Lázaro coincidieron en que estas cumbres son necesarias. En estas instancias todos tienen voz y son un pulso para la acción climática de los países.