Al ser el cambio climático una realidad, el sector privado tiene un desafío en su desarrollo dentro de los nuevos estándares, cual es considerar la resiliencia al interior de las empresas, manejar los riesgos climáticos y la incertidumbre de manera dinámica. Es el llamado de CLG-Chile que quedó de manifiesto en el webinar Cambio Climático y Empresas, organizado por la Asociación Chilena de Derecho Ambiental (ACHIDAM) y el Colegio de Abogados de Chile, como parte del Ciclo de Conversatorios sobre Derecho y Cambio Climático.

Fueron parte de este encuentro, María Teresa Ruiz-Tagle, Asesora Senior de CLG-Chile; Alejandro Palma, Gerente de Asuntos Legales y Corporativos de Copec; y José Antonio Gaspar, Director General Jurídico de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). Junto a ellos, guio la conversación Daniel Loyola, abogado de AES Andes.

En su presentación, María Teresa Ruiz-Tagle se refirió a cómo se alinean hacia la acción climática los flujos financieros privados. Para ello, recordó el Artículo 2 del Acuerdo de París, respecto a hacer que los flujos financieros sean consistentes con un desarrollo dirigido hacia un sistema de bajas emisiones de gases de efecto invernadero y resiliente al clima.

El sector privado tiene dos maneras de movilizar estos flujos: uno es el precio al carbono y otro es el manejo de los riesgos financieros. Lo que se busca con el precio al carbono es internalizar la externalización negativa del cambio climático.

El tema del riesgo se vincula con la vulnerabilidad y resiliencia. Todos los eventos climáticos extremos tienen un costo muy alto. Afecta a la estructura de costo, afecta al PIB. Chile es un país vulnerable, pero en una lista global, no está tan mal ubicado en términos de resiliencia. De hecho, lo más relevante es justamente la capacidad de resiliencia, puesto que afecta el riesgo de los negocios. Es por ello que esta variable será analizada particularmente por el inversionista al momento de tomar decisiones.

Es importante para las empresas, según la asesora de CLG-Chile, considerar que a partir del Acuerdo de París las preferencias por empresas que invierten en aspectos ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) han tenido mejor desempeño en bolsa, mejor calificación de riesgo y tienden a ser preferidas por muchos inversionistas.

Según María Teresa Ruiz-Tagle, es importante que las empresas comprendan, midan y gestionen los riesgos climáticos y también incorporen el precio al carbono en las estrategias de negocios. Además, incluir a la cadena de valor es cada vez más relevante.

La mirada empresarial respecto al tema la aportó Alejandro Palma. Dijo que las compañías tienen que hacer la diferencia entre adaptar y mitigar. Las empresas tienen que adaptarse y ello debe incluirse en la matriz de riesgo. Agregó que con su participación en la COP26, en Glasgow, pudo observar que a las empresas no se les condena por su pasado, se les condena por su falta de visión respecto del futuro.

Con esta visión, como Copec, decidieron hacer una declaración de cambio climático. Se pusieron meta de carbono neutralidad, economía circular y biodiversidad. “Todas nuestras estaciones de servicio son carbono neutrales y al 2050 queremos que la mayor parte de la ebitda venga de la comercialización de energías renovables y otros negocios, distintos de la distribución de combustibles fósiles. Por eso hoy se identifican riesgos y oportunidades”, indicó Palma.

En términos de regulación, José Antonio Gaspar, se refirió a la norma 461 que incorpora temáticas de sostenibilidad y gobierno corporativo en la memoria anual de las empresas, por la importancia que reviste entregar información relevante a los inversionistas, accionistas y stakeholders.

Mencionó además Gaspar que con la Ley Marco de Cambio Climático también se hacen ajustes a la ley de Mercado de Valores en términos de incorporar información de impacto ambiental y cambio climático.

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