El ciclo de tertulias “Un Café por París”, organizado por la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), en conjunto con Líderes Empresariales Contra el Cambio Climático (CLG-Chile), Ministerio de Energía y PMR-Chile del Banco Mundial, es un espacio creado para fomentar el diálogo informado en la ciudadanía. El tema que convocó esta novena tertulia nació del desafío y oportunidades que se visualizan para las ciudades para responder al cambio climático. Las ciudades hoy concentran más del 50% de la población mundial y para el 2050 concentrarán más de un 70%. En ellas es donde se generala mayor parte de las emisiones (40% – 70%) a nivel global. Esta condición plantea un rol fundamental delas zonas urbanas en la mitigación del cambio climático y en generar estrategias para reducir la vulnerabilidad de nuestras sociedades y economías.

Constanza Montes, representante de GIZ, abrió la sesión invitando a reflexionar sobre el rol de los actores locales en la transición energética hacia un desarrollo sostenible, bajo en carbono y resiliente al cambio climático. Señala que las acciones que se tomen a nivel de ciudades o municipios tienen el potencial de estar acorde a las realidades territoriales facilitando un mayor involucramiento de los actores locales e industrias (apoyo transversal) para obtener una respuesta al cambio climático que sea compatible con las aspiraciones de desarrollo urbano, a la vez que se maximizan sinergias y co-beneficios.

La apertura a la discusión estuvo a cargo de Jordan Harris, Director Nacional de Adapt-Chile, quien comentó el trabajo que realizan junto a los municipios, enfocado en la transferencia de competencias técnicas sobre herramientas de mitigación y como facilitador entre la ciudadanía y los distintos sectores. Actualmente, y con el fin de escalar el impacto, se creó una red de municipios, compuesta por 61 municipalidades, orientada a mejorar sus capacidades, dar continuidad a la gestión de proyectos, entregar herramientas de planificación estratégica en cambio climático, involucrando procesos participativos. Por su parte, Rodrigo Barrera, encargado del Programa Comuna Energética de la Agencia de Sostenibilidad Energética, se centró en el rol que tienen las ciudades como parte de la solución a los temas de mitigación. Desde el programase observan tres desafíos centrales y necesarios de resolver: i) Escasos espacios de participación para la transición energética; ii) Brechas de mercado para fomentar la inversión energética local en la implementación de acciones y iii) Necesidad de fortalecer la institucionalidad y capacidades locales en la acción climática. En este espacio, plantea, es relevante acompañar a los municipios para generar alianzas con el sector privado que permitan la implementación de proyectos de inversión con una mirada de largo plazo. Para esto Comuna Energética funciona como una plataforma de acción local que busca contribuir a la transición energética hacia un desarrollo sostenible y bajo en carbono en las comunas de Chile. Ayuda a los municipios a desarrollar estrategias locales de energía con visiones a largo plazo y un plan de acción ideados desde la comunidad. A través de este, se promueve la conciencia de la ciudadanía sobre el uso responsable de la energía y un comportamiento participativo. Además, promueve el mercado de inversión en energía a escala local, creando condiciones que llevan a los hogares al negocio de la energía. El programa evalúa y acompaña el mejoramiento continuo de la gestión energética local de los municipios, con el fin de fortalecer la institucionalidad y otorgar el Sello Comuna Energética.

Quienes participaron de la tertulia, plantean un diagnóstico sobre las complejidades que encuentran en cuanto a la ejecución y consolidación de iniciativas de mayor alcance a nivel territorial. En este punto, se señalan barreras, tales como el bajo apoyo del Estado a los municipios, la existencia de brechas entre las comunas ricas y las de menores recursos, el bajo nivel de capacidades instaladas y conocimiento experto en las municipalidades, y la baja cooperación con empresas. En particular, se critica la distancia del Estado con el nivel local, y la lentitud con que actúa para generar políticas para la mitigación y resiliencia de los territorios. También, se hace una fuerte crítica al bajo nivel de compromiso que tienen las empresas en el cuidado del medioambiente y el impacto sobre el territorio en el que se desarrollan.

En este sentido, identifican que la respuesta ante la urgencia de cambios ha venido con mayor fuerza desde movimientos ciudadanos y organizaciones sociales, que han logrado dar una mayor visibilización del problema planteándolo como un estado de crisis real y creando acciones climáticas concretas y de alto impacto para las comunidades. Esta acción ciudadana se ha canalizado por medio de liderazgos individuales y convicciones personales que presionan para generar transformaciones, pero que aún son incipientes y falta para que estos grupos aumenten y sean capaces de conformar una masa crítica. Entre las acciones promovidas están cambios en los patrones de consumo, tales como el uso de transporte más sustentable, como el transporte público o las bicicletas, la incorporación de tecnología como electromovilidad, los programas de reciclaje y de instalación de paneles solares domiciliarios, entre otros. Existe consenso que estos temas ayudan a generar un efecto “contagio”, pero de todas formas se ha avanzado de manera más lenta que en otros países, como Alemania o Suiza. Por esto los participantes se preguntan, ¿cómo lograr una mayor penetración del tema del cambio climático y cómo llegar a un público mayor?

Difusión y formación. En este punto aparece el tema comunicacional, y la necesidad de elaborar un mensaje que haga sentido a los actores a nivel local, tomando en cuenta la identidad de cada lugar. Para lograr estos resultados en el corto plazo, se propone la construcción de un discurso público que conecte con las personas, vinculando el tema de cambio climático al del bienestar y desarrollo, de manera que los cambios de hábitos tengan un correlato con la realidad y se puedan profundizar. Esto, promoviendo una mayor reflexión respecto de la adquisición de nuevos hábitos, a través de proyectos colaborativos que permitan cuestionar cómo estamos viviendo y desde ahí construir propuestas de futuro. De manera más concreta, entre las formas para incentivar la adopción de nuevos hábitos, está el facilitar el acceso a tecnologías más limpias a través de subsidios, acompañar estos programas tecnológicos de componentes educativos y de transferencia de capacidades a todas las personas.

Fortalecimiento de capacidades a nivel local. Otro componente relevante, es el fortalecimiento de la institucionalidad local a través de los municipios. Existe consenso sobre la necesidad de contar con más y mejores capacidades y competencias para la gestión de proyectos de mitigación, como instalación de tecnologías renovables o mejoramiento de la eficiencia energética en los hogares. Sin embargo, para un gran porcentaje de municipios no es una tarea fácil de asumir y sus prioridades están enfocadas en generar condiciones básicas a sus ciudadanos, como la provisión de agua potable, de vivienda, educación y salud pública, entre las más relevantes. En general, las municipalidades cuentan con capacidades, recursos y equipos profesionales limitados, por lo que estos temas de mayor complejidad están fuera de su ámbito de acción. Esta situación ha generado una brecha grande entre municipios ricos y los de menores recursos, que dada su condición no han logrado asumir desafíos de largo plazo. Para disminuir estas brechas entre los municipios, se requiere una mejor distribución del poder y de los recursos en los territorios, generar capacidades específicas y aumentar las facultades y competencias a los municipios, apoyándolos a construir una mirada más estratégica y de largo plazo.

Gobernanza. De manera de profundizar las acciones climáticas, es importante contar con distintos tipos de políticas públicas, que lleguen a los diferentes niveles, adoptando formas de gestión multinivel, donde exista una clara coordinación entre el nivel central con los municipios. Es relevante contar con un espectro de políticas, que van desde los mecanismos de mercado, subsidios, inversión de recursos, y otras que aborden la transición cultural, a través de la regulación de actividades y promoción de manera coordinada. Por último, se señala que es importante contar con un ánimo constructivo, que permita la generación de propuestas sumando a más personas e instituciones en esta tarea.

Oportunidad. Finalmente, como hito comunicacional, es necesario aprovechar el efecto COP25, que podría impulsar a la sociedad en su conjunto, sector público, ciudadanía y empresas, a tomar el compromiso necesario en medidas medioambientales y generando una mayor resonancia en todos los niveles.