El desafío de lograr una economía baja en emisiones de carbono pasa por internalizar en el valor de los bienes y servicios, el costo ambiental que estas emisiones generan. Ese es uno de los objetivos del Acuerdo de París, de manera que los flujos financieros mundiales sean consistentes con una vía de desarrollo de baja emisión de gases de efecto invernadero y resiliente al cambio climático.

Es decir, el Acuerdo de París propone usar instrumentos económicos, para que las economías internalicen los costos de sus externalidades negativas. De esta forma, se evitan las distorsiones que genera una producción no sostenible, y de paso se favorece el bien común.

Chile ya ha dado un primer paso con la creación de un impuesto al carbono que aplicará a partir de 2017, el cual es una primera señal de precio que incorpora parte de las externalidades de las emisiones de carbono. Y si bien el impuesto al carbono es una herramienta que permite internalizar costos indirectos, el instrumento económico por excelencia para lograr este objetivo de la forma más eficiente para la sociedad, es la creación de mercados de carbono.

Chile está trabajando para instalar un sistema de transacción de emisiones que nos permita transitar hacia una economía baja en carbono sin que se afecte la competitividad de nuestra economía, con el apoyo de la Alianza para la Preparación de los Mercados, PMR por sus siglas en inglés, iniciativa del Banco Mundial que en Chile opera desde el 2015 en el Ministerio de Energía y en el que participan la academia, el sector público y el sector privado. La amplia y variada concurrencia al Diálogo Regional de Alto Nivel sobre Precio al Carbono y Crecimiento Verde que se llevó a cabo en junio pasado en Santiago y que contó con la presencia de la Presidenta Bachelet y el Ministro de Energía Máximo Pacheco muestra la importancia que ha tomado el tema en nuestro país.

Sin embargo, no debemos olvidar que la contribución nacional que Chile propuso en la COP de París de reducir emisiones de CO2 por unidad de PIB en un 30% con respecto al nivel alcanzado en 2007, ha sido considerado insuficiente por diferentes actores internacionales; como insuficiente es la suma de las contribuciones que presentaron todos los países. En efecto, la suma de todas las reducciones propuestas por los 195 países resulta en aumentos de temperatura que se empinan por sobre los 3°C hacia fines de siglo, con los riesgos que ello significa para la Humanidad.

Como dijo el Ministro Pacheco en su discurso en el Diálogo Regional de Alto Nivel desarrollado en junio, “tal parece que en materia de cambio climático hemos aceptado sólo implícitamente que estamos en crisis para enfrentarlo, pues esta urgencia no se ha visto suficientemente reflejada en los compromisos que las partes han entregado en el contexto del Acuerdo de París”.

Es cierto que las emisiones de carbono de Chile son marginales en el contexto mundial. Sin embargo, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas, somos un país especialmente sensible a los efectos del cambio climático. Ello hace pensar que mientras antes asumamos un mayor liderazgo para que los países tomen las medidas que orienten el desarrollo mundial hacia una economía baja en carbono, no sólo nos permitirá capitalizar las ventajas económicas de ser los primeros, sino que también nos permitirá mantener la paz social y será mejor para nuestro país.