América Latina y el Caribe (ALC) se han consolidado como una de las regiones con mayor participación de energías renovables en el mundo, gracias a su abundancia de recursos naturales y a la creciente voluntad política por impulsar la transición energética.

En este contexto, la campaña global #MoreRenewables busca aterrizar la meta de la COP28: triplicar la capacidad de energías renovables al 2030. Pero, ¿qué significa realmente para nuestra región asumir este compromiso global?

Desde 2019, la iniciativa RELAC (Renovables en Latinoamérica y el Caribe) reúne a 16 países con el compromiso de alcanzar al menos un 80% de generación eléctrica renovable al 2030. Los avances son evidentes: las renovables pasaron de un 58,5% en 2019 a un 69% en 2024, más del doble del promedio mundial.

Además, el crecimiento de las energías renovables no convencionales —solar, eólica, geotérmica y bioenergía— ha sido clave, con una capacidad instalada que ya alcanzó los 523 GW en 2024. Chile y Brasil lideran este proceso, demostrando que la integración de tecnologías limpias en el sistema eléctrico no solo es posible, sino también estratégica para avanzar hacia un modelo energético y eléctrico más sostenible.

Sin embargo, el avance no ha sido homogéneo entre los países. ¿Qué nos impide acelerar aún más la transición en la región?

  • Redes eléctricas insuficientes y obsoletas, que generan congestión y limitan la integración de renovables.
  • Escasa capacidad de almacenamiento y baja flexibilidad de la red, provocando vertimientos de energía y dificultad para gestionar la intermitencia de la energía solar y eólica.
  • Marcos regulatorios desactualizados y procesos burocráticos lentos, que retrasan proyectos estratégicos.
  • Conflictos sociales y territoriales por uso de suelo y falta de participación comunitaria.
  • Limitaciones técnicas y financieras que obstaculizan el desarrollo a gran escala y restringen la incorporación de nuevas tecnologías.
  • Altos costos de capital y percepción de bajo retorno, que dificultan atraer inversión nacional e internacional.
  • Escasa integración regional y tensiones geopolíticas, que limitan el intercambio eficiente de recursos energéticos.
  • Potencial renovable sub-aprovechado, con fuentes como la geotermia y zonas de alto potencial que permanecen sin desarrollar.

¿Qué desafíos debemos enfrentar para avanzar hacia una transición energética sostenible y justa?

Hay varias áreas clave donde debemos actuar:

  • En electrificación y descarbonización, se debe aumentar la participación de electricidad renovable en el consumo total de energía, reemplazando gradualmente los combustibles fósiles en todos los sectores económicos.
  • En seguridad y resiliencia, conviene reforzar la flexibilidad de la red, aumentar almacenamiento e integrar gestión inteligente de la demanda para garantizar un suministro estable.
  • En inversión y financiamiento, es necesario atraer y aumentar la inversión en renovables, mejorar esquemas riesgo-retorno y ampliar acceso a mecanismos financieros.
  • En política pública y gobernanza, es fundamental establecer señales regulatorias claras, reducir burocracia y alinear planes sectoriales con metas nacionales de carbono neutralidad y Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC).
  • En infraestructura y redes, se deben diseñar redes interconectadas, optimizar operación y mantenimiento, y aumentar capacidad de integración de renovables.
  • En innovación y capacidades técnicas, es importante fomentar la innovación en procesos, operación y mantenimiento; fortalecer la disponibilidad de mano de obra calificada y desarrollar experiencia en proyectos complejos de gran escala.
  • En participación social y transición justa, es necesario involucrar a las comunidades tempranamente, garantizar beneficios locales y promover aceptación social.
  • En cooperación regional e internacional, es fundamental fortalecer la cooperación gubernamental y empresarial, crear instituciones regionales y asegurar compromisos multilaterales.

Pero también existen oportunidades únicas:

  • La cooperación regional entre países y empresas puede acelerar la expansión de energías renovables, permitir optimizar el uso de recursos, mejorar la seguridad del suministro y generar sinergias que reduzcan costos.
  • La abundancia de recursos renovables puede ser utilizada para diversificar la matriz eléctrica, reducir la dependencia de combustibles fósiles y permitir acceder a financiamiento climático y tecnologías avanzadas mediante cooperación internacional.
  • El desarrollo territorial y la creación de valor local mediante el procesamiento de minerales críticos puede fortalecer las economías locales, generar empleo y promover un desarrollo sostenible.
  • La participación social y comunitaria desde etapas tempranas puede asegurar legitimidad y sostenibilidad en el largo plazo.
  • La innovación tecnológica y la adopción de esquemas de gestión energética modernos pueden descentralizar y hacer más eficiente el sistema eléctrico.

En CLG Chile, como representantes en Latinoamérica de la red Corporate Leaders Network for Climate Action (CLN), creemos que es el momento de convertir este potencial en acción. Nuestra campaña #MoreRenewables se centra en movilizar al sector privado, fortalecer la cooperación público-privada y con la sociedad civil, para impulsar acciones que aceleren la adopción de energías limpias y renovables.

#MoreRenewables #CLGChile #EnergíasRenovables